La prosa de Marisa Martínez Pérsico es evocadora y poética, permitiendo al lector sumergirse en la mente de Julia, quien lucha con su identidad y su lugar en un mundo que se desmorona. La autora logra crear una atmósfera de desasosiego que resuena a lo largo de la narrativa, mientras se exploran las contradicciones de la vida moderna.
Además, la novela invita a reflexionar sobre la memoria histórica y su impacto en las generaciones futuras. La búsqueda de Julia por encontrar un sentido en medio del caos es un tema universal que resuena con muchos lectores, especialmente aquellos que han experimentado o conocido la violencia y la injusticia.