En El Puente de los Tres Arcos, Ismail Kadare nos sumerge en un profundo análisis de la relación entre leyenda y realidad. La historia gira en torno a un crimen que, bajo el velo de la leyenda, se utiliza como un medio para encubrir la verdad. A través de su narrativa, Kadare nos muestra cómo los relatos míticos pueden ser manipulados para fines pérfidos, convirtiéndose en herramientas de poder y control.
El relato no solo se limita al crimen en el puente, sino que lo utiliza como una metáfora de una calamidad mayor: la invasión de Albania por el Imperio Otomano. Este evento marca el inicio de una tiranía que se prolongará durante siglos, estableciendo un paralelismo entre la historia personal y la historia colectiva de un país que ha sido víctima de su propia narrativa.